Empezaré el artículo por una anécdota personal. Espero que me perdonéis la licencia. La Navidad pasada me acerqué a un emblemático centro de ocio cultural de Barcelona. Había decidido regalarme un libro y pensé que hacía mucho que no dedicaba tiempo a una de mis aficiones preferidas: jugar con las matemáticas. Después de un buen rato buscando entre las novedades y recomendaciones del centro comercial y con una sensación de fracaso por no haber encontrado ningún libro sobre el tema, me dirigí al pequeño estante donde reposaban los libros de ciencia con la esperanza de encontra…