Hablemos, pues, de la significación, de sus problemas y tropiezos; y de cómo el lenguaje contiene recursos generosos para unir a las personas que, si hay buena voluntad (es la cuestión ética) y si ponemos en marcha todas las posibilidades expresivas (es la cuestión técnica), nunca permanecerán desvalidas y desorientadas en las tierras ignotas de la ausencia de sentido (Tusón, 2000, p. 9).
Si la morfosintaxis constituye el “núcleo duro” o el “esqueleto” de una lengua, el léxico es la “piel” -la dermis y la epidermis-, la parte más sensible, la que nos muestra la huella de los puebl…