De manera pertinaz, ha ido desarrollándose la Ley incomprensible y fatuamente autodenominada de calidad. Por desgracia, y como era de prever, los distintos proyectos van ahondando en la percepción general sobre su carácter. Una ley que, como ya dijimos en su día, es ideológicamente conservadora, cuando no reaccionaria, y técnicamente obsoleta, afirmación nada gratuita y fácilmente contrastable si analizamos las fuentes teóricas que la fundamentan.
En cuanto a su ideología, basta buscar las referencias a los pronunciamientos sobre lo que debe ser la educación en el siglo XXI emitid…