Justificación
Es un hecho innegable que la mayoría de los alumnos de enseñanza secundaria -a quienes va dirigida esta experiencia- disponen de su propio teléfono móvil, que se convierte para el profesorado en un incómodo compañero de clase cuyo uso se ha generalizado tanto como se ha prohibido su presencia en las aulas. No es menos cierto que en buena parte de las ocasiones su utilidad está lejos de su fin primigenio, hacer llamadas, y es empleado para escuchar música, jugar, enviar mensajes, etc. En definitiva, un uso aparente y formalmente poco o nada educativo.No obstante, a teno…
Contenido solo disponible para suscriptores
Accede a este artículo individual por solo
2648.2$ IVA incluido
Descubre todo nuestro contenido sin límites
¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión