Llevamos ya algún tiempo de justificaciones de la bondad de enseñar por competencias, pero para convencer de que es posible, además de necesario, hace falta aportar prácticas que puedan ofrecerse como comprobación de su viabilidad. Supongo que esto es lo que conduce a que al profesorado se nos pida que expliquemos cómo enseñamos por competencias. Pero es una demanda que nos produce desazón porque, en el caso de que realmente enseñemos “por competencias”, tenemos la sensación de que sólo estamos añadiendo matices a lo que siempre hemos intentado: dar la clase lo mejor que sabemos…