Leer a Benjamin ayuda a recordar el papel primordial del relato oral en las prácticas educativas en una época atravesada por la lógica tecnológica e informativa de consumo. La narración, como práctica ancestral, parece abrir un juego pedagógico que, como vasija amorosa, pretende salvaguardar los sentidos y la pluralidad del mundo frente a ciertas tentativas de homogeneización que, para Benjamin, implican la información y los medios masivos de comunicación.
En El narrador, Benjamin emparenta la figura del narrador con la del maestro y define la narración como una de las formas más antigua…