LA PROGRAMACION DIDACTICA

Frecuentemente, cuando en el transcurso de una actividad educativa cualquiera se plantea la necesidad de establecer algún tipo de verificación de lo sucedido, de lo realizado, de nuestros logros como profesores, etc., se considera al alumno como el objeto principal de verificación y evaluación. Aunque ésta es una opción legítima, podemos considerarla pedagógicamente arriesgada y parcial, ya que se apoya en dos supuestos que constituyen una importante simplificación de la realidad. El primero sería que cualquier proceso puede verificarse a través de sus resultados, en el producto. El segundo, contradictorio en cierto modo con el anterior, sería que el proceso seguido en la obtención de unos resultados no es relevante. Lo que cuenta son determinados resultados, cierto tipo de producto, establecido en relación con ciertos parámetros previamente definidos.

Aunque es cierto que no existe la manera correcta de formalizar una programación de una unidad didáctica, sino que casi hay tantas posibilidades como profesores que la programen y todas ellas pueden ser absolutamente correctas didácticamente, no es menos cierto que, en ocasiones, es útil contar con modelos y ejemplos que el profesor pueda adaptar a su realidad específica y a su estilo de enseñar. En este artículo pretendemos proporcionar una de estas propuestas de formalización, una propuesta que nos parece coherente y no excesivamente compleja de aplicar.

El presente artículos nos habla de la experiencia personal de un grupo de profesoras de educación infantil que realizan tareas de tutoria y un trabajo coordinado dentro del seminario de Educación Infantil del colectivo pedagógico ADARRA.

Programación de una unidad didáctica. Esta programación va dirigida a los alumnos de 3º de Educación Primaria (8-9 años) del Colegio Público Ítaca (Barcelona).

Introducción al estudio de los peces. Cada vez más, los avances de la investigación científica sobre psicología, epistemología y didáctica en general hacen que tengamos que revisar nuestra práctica educativa.

La programación didáctica de aula tiene que incluir diversos componentes (objetivos, contenidos, temporización, etc.), pero las actividades son el componente que operativiza los demás y el que constituye el nexo fundamental. A menudo, cuando nos referimos a la programación de aula, hablamos de la programación o planificación de las actividades que hay que desarrollar. Aunque es cierto que éstas no tendrían sentido ni justificación, o nos proporcionarían una información incompleta sin los demás componentes, las actividades merecen una atención específica por el papel que representan tanto en la programación como en el proceso posterior de interacción o ejecución de esta programación en el aula.

Libros sobre programación didáctica encontramos muchos. Pero la mayoría enmarcados en un tipo de programación tecnológica; por lo tanto, en cierto punto desfasados con las nuevas perspectivas curriculares de la reforma educativa, de ahí que evitemos en esta corta bibliografía relacionar los textos que no tengan una relación con estas nuevas perspectivas curriculares.

Planificar la educación de un país o territorio supone desarrollar un conjunto de actuaciones anticipadoras de la acción en función de unas determinadas políticas y en congruencia con unos determinados recursos. Planificar implica, por tanto, tomar una secuencia de decisiones como resultado de un continuo proceso de análisis. La planificación en educación puede desarrollarse a niveles diversos. Las administraciones educativas, en ocasiones las administraciones locales, los centros escolares mediante sus órganos de gobierno, los profesores y profesoras así como los alumnos, incluyen en sus tareas ordinarias las de analizar la información y tomar decisiones previas a la ejecución de las actuaciones que les son propias. Los planes, así, se convierten en instrumentos para guiar la acción y los procesos de ejecución y control.

La diversidades inevitable y normal en una sociedad heterogénea y multicultural, tal como se está conformando actualmente la Europa de los pueblos y grupos humanos que la constituyen. La escuela como garantía de un futuro de calidad debe prepararse para educar en la diversidad y ello implica educar en la tolerancia y en el respeto a la idiosincrasia de los individuos y colectivos que la conforman.

El PEC es una herramienta fundamental para la gestión y organización del centro escolar. Ofrece el marco general, determinado por toda la comunidad escolar, en el cual se inscriben y toman sentido las distintas decisiones, curriculares o no, que debe tomar el profesorado del centro. Su elaboración es un proceso interesantísimo que puede aportar a la comunidad escolar, padres, madres, alumnado y profesorado, un elemento de reflexión sobre lo que es, dónde y cómo quiere llegar, que la ayude a cohesionarse en torno a un proyecto común. Para el profesorado representa un importante elemento de formación que continuará con la elaboración de su Proyecto Curricular de Centro y de las unidades didácticas de los diferentes ciclos y niveles. Para que esto sea posible es necesario planificar cuidadosamente el recorrido a realizar en su elaboración, de otro modo corremos el peligro de perdernos e incluso no llegar al final, por caminos difíciles o intransitables.

Análisis de una experiencia. Durante los cursos 89/90 y 90/91, un grupo de veinte profesores del I.B. Mixto 4 de Zaragoza participó en un proyecto de formación para la elaboración de Proyectos Educativos. Esta actividad se enmarcaba en los Proyectos de Formación en Centros convocados por el MEC en febrero de 1989. Los autores del presente artículo no pretenden realizar un análisis teórico de los Proyectos Educativos de Centro, sino poner al servicio de los lectores su propia experiencia y la valoración que el equipo participante hace de ellas.

La escuela ""Josep Sol i Rodriguez"" es un centro público de educación especial. Fue creado el curso 82-83 como consecuencia de las reivindicaciones de la población donde está ubicada. Cuando fue creada acogió a todos los alumnos con disminuciones físicas y psíquicas que acudían al centro privado ASPANIDE. El centro está ubicado en un barrio de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona) y queda bastante aislado del núcleo de la población. Las edades de los alumnos están comprendidas entre los 4 y los 16-18 años. Los profesionales que trabajan actualmente son maestros con la especialidad de pedagogía terapéutica, educadores, logopedas, fisioterapeutas, un psicomotricista, uno de educación física y un asistente social.

La comunidad educativa, por su responsabilidad hacia los niños y niñas a quienes educa y también por la sociedad en la que está ubicada, debería estar exenta de prejuicios, y por ello, la finalidad de este artículo es la de contribuir a un mayor conocimiento de esta enfermedad así como de las medidas preventivas y educativas que haya que desarrollar en la escuela.

La Unidad Didáctica sobre la conversación intenta aportar algunas ideas sobre posibles tratamientos de la comunicación y cómo trabajarla desde la clase. Hemos elegido el título de ""Conversación"" para resaltar la conveniencia de intercambiar los papeles asimétricos entre los niños y el profesor para lograr que se comuniquen entre ellos significados reales a través de la negociación que supone ese intercambio.

La mortalidad y la morbilidad infantil van en aumento a pesar de las grandes conquistas médicas de nuestro siglo y el elevado nivel de vida. Los accidentes de tráfico, la mecanización de nuestro entorno, la electrificación, la abundancia de medicamentos y de productos de limpieza, así como los ""esprais"", encendedores, el mal uso de utensilios domésticos y sobre todo el juego infantil en lugares inadecuados, son algunas de sus más inmediatas causas. Los accidentes, pues, constituyen la principal causa de mortalidad infantil en los países desarrollados (incluido el nuestro) y las estadísticas señalan que van en aumento (sin olvidar que por cada niño fallecido más de un centenar resultan heridos de gravedad).

Mas allá de la ética de lo trivial. En este artículo que nos ha cedido personalmente para el primer número de AULA, Henry A. Giroux se opone a la nueva ofensiva cultural de la derecha proponiendo un tratamiento educativo de la ética que fomente el pensamiento crítico y democrático. Las obras de este autor constituyen una de las principales referencias para quienes desarrollan teorías y prácticas alternativas a la tendencia dominante en la educación estadounidense. Sus numerosas publicaciones, aparecidas en los diez últimos años, nos aportan elementos de reflexión que tienen un valor prospectivo para nuestra propia dinámica educativa. Dos de sus libros ya están disponibles en castellano: Los profesores como intelectuales (Paidós MEC, 1990) y Multiculturalismo: diferencias culturales e igualdad educativa (Roure, 1992).

Cuando un profesional de cualquier campo, en el ejercicio de su profesión se dispone a realizar una actividad práctica, sabe de antemano lo que va a hacer, dónde lo hará y cómo. Normalmente también se ha planteado para qué sirve. La interpretación de estas cuestiones tan elementales, y hasta de perogrullo, han dividido y dividen actualmente el campo educativo. A estas tareas que realiza el profesorado, por lo que se refiere a su ejercicio en el aula, se las ha venido a llamar la programación (dejo de lado los términos planificar, preparar, diagnosticar, y utilizo el más divulgado: programar). Programar, entonces, será aquella preparación previa que realiza una persona antes de iniciar una actividad compleja. Pero, en el campo de la enseñanza, ¿qué elementos ha de considerar esa programación?